Antonio Pozo Indiano
“Este año
en América Latina se asesinaron, si no me equivoco, 14 sacerdotes. Siete de
ellos en México”.
El Centro
Católico Multimedial (CCM) publicó su informe “Evaluación del sexenio
2012-2018”, que evidencia la creciente violencia contra los sacerdotes en
México.
En sus 18
páginas, el informe detalla los casos de los 26 sacerdotes asesinados en México
en los últimos seis años y de los dos presbíteros que permanecen desaparecidos;
la mayoría de los cuales permanece sin aclaración legal.
Además, se
toman en cuenta cinco intentos frustrados de secuestros contra sacerdotes y la
explosión que ocurrió en el exterior de la sede de la Conferencia del
Episcopado Mexicano en Ciudad de México, en la madrugada del 25 de julio de
2017.
En diálogo con
ACI Prensa, el P. Omar Sotelo, director del CCM, es categórico al señalar que
“México por 10 años es uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio”.
“Este
año en América Latina se asesinaron, si no me equivoco, 14 sacerdotes. Siete de
ellos en México”.
En los 10 años
que el CCM elabora y publica sus informes, los episodios de violencia solo han
aumentado.
El sacerdote
explicó que al principio el informe era escueto. “Pero empezamos a ver que la
situación de criminalidad, ataques u hostigamiento contra ministros de la
Iglesia estaban aumentando, así que quisimos hacer las investigaciones más
exhaustivas”, señaló.
Actualmente,
el informe del CCM es consultado por organismos internacionales e incluso por
el Departamento de Estado de Estados Unidos.
“Nosotros
buscábamos llamar la atención de la opinión pública nacional e internacional”,
indicó, pues “era una información que estaba pasando desapercibida
incluso al interior de la Iglesia”.
“Aún hoy,
terminando el sexenio, sigue habiendo mucho hermetismo, escepticismo por parte
de algunas autoridades a nivel civil, a nivel judicial, pero también a
nivel de la propia Iglesia, sobre por qué se está dando esto”, lamentó.
“Es un
fenómeno que nunca antes en la historia de México había ocurrido”, añadió.
El informe
aborda también las causas de los ataques contra los sacerdotes mexicanos.
Para el P.
Sotelo, si bien hay una situación de violencia generalizada en el país, con más
de 24 mil homicidios solo en 2018, los crímenes contra presbíteros es “una
situación complicada”.
“El ataque a
los ministros de culto es mucho más peligroso”, advirtió, pues si bien “no
podemos hablar de una persecución religiosa como tal, sí es un hostigamiento
directo porque el sacerdote es un estabilizador social”.
“Cuando en las
comunidades se atenta, se ataca, se hostiga, se desaparece, se asesina y se
difama a un ministro de culto, no solo se asesina a una persona,
se atenta contra una institución, la que estabiliza una comunidad, que
da seguridad, que presta servicios no solo espirituales sino sanitarias, de
derechos humanos, educativos, formativos, etc.”, indicó.
Una vez
asesinado o desaparecido el sacerdote, y desestabilizada la comunidad y la
institución, las poblaciones quedan a merced de “un ambiente de terror, una
cultura de terror, de silencio, de corrupción. Así trabaja el crimen
organizado”, explicó.
Para el P.
Sotelo los asesinatos de sacerdotes en México “no son producto de la violencia
organizada. La violencia organizada es producto precisamente de la
desaparición, de la desestabilización de la sociedad, en donde
autoridades morales, como los sacerdotes o líderes de opinión como los
periodistas, se han desplazado, y dejan el camino para que el crimen organizado
crezca”.
El sacerdote
mexicano destacó la importancia de “dar a conocer que este fenómeno no es algo
pasajero, producto de la simple violencia doméstica”, como tampoco se trata de
“crímenes de bajo impacto”.
Es necesario,
dijo, “poner en su verdadera dimensión lo que está pasando”.
Los fieles
también tienen un papel clave para hacer frente a la violencia contra los
sacerdotes, explicó, pues deben saber que la vida de la parroquia no es solo
los domingos, sino “siempre y en todo momento”.
“Tenemos
que hacer visibles estas situaciones. Darlas a conocer, denunciarlas y
acompañar también la vida de la parroquia”, señaló.
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