Hormonas
para engordar pollos: ¿mito o realidad?
¿De dónde proviene
la creencia popular que afirma la utilización de hormonas para el crecimiento
de pollos destinados al consumo humano?
La producción de aves se ha multiplicado por diez a nivel mundial en los últimos 50 años
La idea de que los pollos se engordan con hormonas que pasan al organismo de los consumidores es a estas alturas toda una leyenda urbana sin ninguna base.
Explica Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y
autora del libro Comer seguro comiendo de todo, que el mito parte
de comparar cómo eran los pollos de hace 50 años y los de ahora.
“Entonces eran mucho más pequeños, a pesar de que
tenían un periodo de crianza muy superior al actual. Ahora llegan al mercado
con 42 semanas de vida, comenta, pero mucho más peso. En definitiva, crecían
menos y más lentamente que ahora”. En cierto momento a alguien se le ocurrió
que se debía a que les hacían “algo” para acelerar su crecimiento.
Los estándares de seguridad alimentaria de la Unión
Europea son los más altos del mundo.
BEATRIZ ROBLES Tecnóloga de los
alimentos y autora del libro
Lo cierto es que “se debe, entre otras cosas, a que se
ha hecho una selección de raza y los que se crían mayoritariamente son los
broiler, que tiene un mayor rendimiento”, explica Robles.
TEGNOLOGIA AL SERVICIO DE LAS AVES
La producción de aves se ha multiplicado por diez a nivel mundial en los últimos 50 años, un considerable aumento que se debe también a las innovaciones tecnológicas aplicadas a la cría en granjas industrializadas.
La mejora y mayor productividad de la cría de aves se
basa en una combinación de avances en genética, nutrición, microbiología,
inmunología, ingeniería y procesamiento alimentario.
Según estudios científicos, las hormonas que provocan un rápido crecimiento de la musculatura del ganado vacuno inhiben el de las aves Getty Images/iStockphoto
En Estados Unidos se llevó a cabo un experimento
comparativo entre los pollos que llegaban al mercado a finales de los años 50 y
a principios del siglo XXI. Para hacerlo, alimentaron a los animales con el
tipo de la comida que se les daba en cada una de esas épocas. Los de mediados
del siglo XX crecían a un ritmo cuatro veces inferior a los otros. Y cuando se
daba a los pollos de 2001 la misma dieta que había en 1957, tardaban también
cuatro veces más en alcanzar el peso esperado.
Según un artículo publicado en la revista oficial Trends
in Food Science & Technology, un argumento en contra de los supuestos
beneficios del uso de hormonas en el engorde de aves es que, una vez
implantadas en los animales, tardan entre 35 y 120 días en hacer efecto y
provocar el crecimiento de la musculatura.
En el caso de los pollos, debería inyectarse entre las
6 a 9 semanas de vida cuando todavía no han alcanzado la madurez social, motivo
por el cual las hormonas del crecimiento no tendrían efectos fisiológicos sobre
ellos.
Las aves son , por su propia anatomía, los animales
que más riesgo suponen para los consumidores.
BEATRIZ ROBLES Tecnóloga de los alimentos y autora del
libro
Y parece que, según otros estudios científicos,
hormonas como estrógenos y andrógenos, que son efectivas para provocar un
rápido crecimiento de la musculatura del ganado vacuno y lanar, inhiben, en
cambio, el de las aves.
Otros motivos que aducen son económicos, porque el
coste de las hormonas elevaría considerablemente, incluso hasta un 50%, el
precio de la carne de ave y la haría inviable.
Un riesgo más real es el de los antibióticos que,
aunque están prohibidos para fines de engorde, sí se autorizan en caso de
enfermedades. Se permiten, dice Beatriz Robles, por "motivos terapéuticos
y zootécnicos, pero se someten a controles veterinario y eso obliga que tanto
los animales como los huevos pasen un tiempo de espera antes de ponerlos a la
venta” para que se eliminen los restos de medicamento.
SEGURIDAD ANTE TODO
De todas formas, asegura, Beatriz Robles, los
consumidores pueden estar tranquilos, porque “los estándares de seguridad
alimentaria de la Unión Europea son los más altos de todo el mundo. Y tanto en
el resto de Europa como en España, a través del plan Nacional de Control de
Residuos, se hacen análisis anuales muy exhaustivos que demuestran que los
protocolos se cumplen en el 99% de los casos”.
Getty
También lo confirma la Organización de Consumidores y
Usuarios (OCU) que a lo largo de los años ha ido haciendo estudios sobre la detección
de residuos en las carnes, especialmente de aves, con resultados
progresivamente negativos.
LA SALMOINELA Y OTROS PELIGROS
El reto al que se enfrenta actualmente la industria aviaría es el de combatir enfermedades como la salmonela y otras producidas por microorganismos peligrosos para la salud.
“Las aves son, por su propia anatomía, los animales
que más riesgo suponen para los consumidores. El sacrificio y manipulado en el
matadero tiene unas características, distintas de los que requiere el ganado
vacuno, por ejemplo, que las hace especialmente susceptibles de contaminarse”,
añade la tecnóloga de los alimentos. El desplumado y eviscerado son partes del
proceso muy delicadas desde ese punto de vista.
EN ESPAÑA , A TRAVES DEL PLAN NACIONAL DE CONTROL DE
RESIDUOS , SE HACEN ANÁLISIS
ANUALES MUY EXHAHUSTIVOS QUE DEMUESTRAN QUE LOS PROTOCOLOS SE CUMPLEN EN EL 99% DE LOS CASOS.
BEATRIZ ROBLES Tecnóloga de los alimentos y autora del libro
También los consumidores han de tomar medidas, como no lavar nunca la carne de pollo “porque el agua puede salpicar y contaminar otros alimentos”, afirma. Y servirla siempre completamente cocida asegurándose de que el interior más próximo al hueso alcance una temperatura de por los menos 75 grados”.
AURORA SEGURA CELMA
20/01/2021
07:00
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