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Conde Indiano

jueves, 31 de julio de 2014

José Manuel Pozo Indiano “ Un Viaje en el Tiempo “

ALCOY

Recrearse en imágenes que permanecen congeladas y
detenidas en el tiempo. Se respira el pasado aroma de
la reconquista dentro de su patrimonio monumental.

Un patrimonio que rezuma por sus muros mucha historia
entre cristianos y musulmanes.



Tengo que confesar, y bien lo sabéis cuantos me conocéis, que me deje
conquistar sin oponer resistencia por una ciudad de contrastes, marcada
por un pasado industrial; y con la compañía de D. Francisco Pérez Morón
traté de descubrir y encontré desde las estrechas calles de las clases
menos pudientes, hasta la más selecta arquitectura modernista de la
burguesía industrial. La sobria fachada de la Casa del Pavo, el Círculo
Industrial con sus añejos y exquisitos muebles de nobles maderas, una
amplia gama de pinturas costumbristas y un sinfín de detalles…



Un pasado que nos recuerda sus formidables industrias papelera y textil
y un presente de lo más vanguardista representado por la sala de muestras
y exposiciones, la conocida como “Lonja de San Jorge” obra del prestigioso
arquitecto Santiago Calatrava (realizado entre 1992–95) construido
en el subsuelo de la Plaza de España. En nuestra ciudad contamos con
el Puente del Alamillo como obra del referido arquitecto.


En el recinto de la Lonja de San Jorge es donde se celebró el II Congreso de Juntas de Gobierno de Colegios de Agentes Comerciales de España.


Plaza de España desde donde pudimos apreciar la Iglesia de Santa María
con la vistosa cubierta de su cúpula y la fachada neoclásica de la Casa
Consistorial que se inauguró reinando en España Isabel II.

Es admirable la Iglesia de San Jorge de estilo neobizantino, donde conserva en estilizado relicario dos falanges de un dedo de San Jorge , falanges que fueron donadas por la Catedral de Valencia en 1832.

También cabría destacar la
pintura que en el presbiterio recoge sobre tela de saco, y donde se representa
la batalla entre moros y cristianos aquel 23 de abril de 1276, en la
que providencialmente apareció San Jorge sobre el Barranco del Cinco,
según nos cuenta la tradición emocionada de su gente. La referida pintura
la llevó a cabo en el año 1921 el artista alcoyano Fernando Cabrera.

Es admirable la adaptación a plaza del antiguo claustro del Convento de
los Agustinos. Impresionantes son sus puentes y viaductos sobre los
barrancos gestados por el diminuto río Barxell o Riquer, mereciendo especial
mención entre ellos:





– El Viaducto de Canalejas, construido entre 1901 y 1907 con una
estructura metálica de 200 m. de longitud. Inaugurado en 1907 lleva
el nombre de D. Luis Canalejas y Méndez, estadista y literato español
nacido en El Ferrol el 31 de Julio de 1854, asesinado el 12 de noviem-
bre de 1912 por un anarquista en Madrid cuando se dirigía
a Gobernación para celebrar un Consejo de Ministros del
que era Presidente.

– Es conocido popularmente por “el puente de Cervantes”
pero su nombre es: Puente de María Cristina de Borbón y
Dos Sicilias (cuarta esposa de Fernando VII y madre de
Isabel II y de la infanta María Luisa Fernanda) a la que Sevilla
recuerda por su amor a la ciudad y por el parque donado
por ella y que como debe ser lleva su nombre.
– Puente de San Jorge, año 1931, del que pude disfrutar
desde el balcón de la habitación 603 del Hotel Reconquista…
y varios más que no expongo para no abusar de la
bondad generosa del querido lector.
Alcoy es una ciudad que reconquistó San Jorge, y que
conquistó mi corazón, donde hay que contemplar el horizonte
de montes grisáceos matizados con alegres verdores, merece
ser destacado el espectacular Barranco del Cinco con toda la
carga emocional y tradicional de la aparición de San Jorge
como anteriormente ha quedado reflejado.







Pudimos apreciar su gastronomía autóctona; almendras, pericana,
pastel de carne, típicas peladillas, café licor... en aquella
cena recepción institucional del ayuntamiento en la sede de
la Filà LLANA (bando moro), donde como no podía ser de otro
modo no faltó la música y las imágenes de las Fiestas de
Moros y Cristianos.

Son 28 Filas, 14 por cada bando.



Fue en está población donde
se inventó la aceituna rellena de anchoas, conocido aperitivo,
por las marcas “La Española” y “El Serpis” ambas con sede en
Alcoy.
Muy bien el Congreso y las distintas ponencias, dentro de las
cuales me agradó la de Laura Cantizano Grandona, elegante y
con gran dominio del tema que abordó.

José Manuel Pozo Indiano



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domingo, 20 de julio de 2014

José Manuel Pozo Indiano , “Del Big-Ben a la Giralda”

El Sueño de un Viajero Londres

Que Gran Bretaña es un país totalmente diferente
al resto del continente europeo, es algo
palpable, que se advierte tan pronto ponemos
los pies en esas tierras.




Su gente ha ido adquiriendo durante siglos, modos de vida
sutilmente diferenciados del resto del continente Noroccidental.
Uno de los mayores errores en que podemos incurrir, es
querer de inmediato hacernos una idea exacta de los británicos,
por ser imposible dar su justo valor a este complejo de usos y
estilo de vida, que pueden llegar a ser limitativos de ciertos movimientos
del alma, pero que en conjunto, han dado al hombre
británico, una personalidad con marcada diferencia al resto de
los europeos occidentales.


En esto del carácter, ha jugado sin duda un papel primordial el
clima. El cielo nublado casi permanentemente, las frecuentes
brumas y las continuas lluvias, lo hacen sumamente melancólico.
Y como no podía ser menos, llegué a Londres con temperatura
baja y niebla espesa, envolviéndolo todo en un maremagnum de
confusión, con una pincelada de autenticidad dibujada como para
convocar citas con algún espíritu al uso. Iba cansado, muy cansado.



Pero no hay cansancio que no supere un sueño reparador. Y por
la tarde ya estaba en condiciones de echarme a la calle, para hacer
lo que más me satisface cuando voy por primera vez a un lugar
desconocido: pasear sin rumbo fijo. Caminar por invisibles y no
predeterminados itinerarios, a fin de apreciar las distintas perspectivas
urbanas y humanas; observar el paisaje con una mirada
tranquila, como desinteresada, pero muy alerta para cualquier
sorpresa, atenta para el detalle por muy insignificante que fuese.


Y me fui encontrando con todos lo símbolos tradicionales del
lugar: desde el “Gentleman” elegante y flemático –aunque realmente
considero que más que no alterarse, lo que sucede es que
su exquisita educación le ha enseñado a no exteriorizar fácilmente
sus emociones–, pasando por el famoso “boby” o policía
británico, con su uniforme azul y típica gorra; personaje muy
querido por los ciudadanos, que ven representados en él el ideal
de seguridad y respeto a las leyes. Resulta increíble en los tiempos
que vivimos, pero en Gran Bretaña, los agentes de policía que
transitan la calle, no necesitan ir armados para hacer cumplir las
leyes. Y como no, observaremos hasta la saciedad al clásico
autobús de planta doble.



Me sentía fascinado en esta ciudad, capital de un reino que
en su día se constituyó en uno de los mayores imperios de la
historia del mundo; fascinante, acogedora, paralelamente
conservadora y vanguardista.






A determinada hora del primer día de llegada, solicité un taxi
para que me trasladara a un conocidísimo Pub, donde me había citado
con varios amigos, y allí tuve la oportunidad de degustar la famosa
cerveza inglesa, debidamente servida en jarra; jugué a los dardos
y disfruté con mis amigos de una tertulia típicamente inglesa.
Después de la cena, me entretuve paseando por la orilla del
no menos conocido y subyugador río Támesis, inspirador de innumerables
cuentos, novelas y libros de misterio y romanticismo;
entre la perenne niebla, se adivinaba su inmensidad y desde allí,
casi desdibujadas se adivinaban los señeros perfiles de las Torres
sobre el Puente, dando al marco en la intensidad de la noche, un
fantasmal aspecto digno de los crímenes una y otra vez debidamente
resueltos gracias a la prodigiosa lógica que empleaba el
legendario Sherlock Holmes.



A la mañana siguiente, que se presentaba bastante fría y con
brumas, lo primero que visité fue la majestuosa Catedral de San
Pablo, para después dirigirme al BUCKINGHAM PALACE, residencia
londinense de los soberanos británicos desde el año 1.837.
En este lugar se desarrolla regularmente el famoso cambio de
guardia que tanto interés despierta entre los turistas.
Después visité la Abadía de Westminster, que data del siglo
XIII, lugar tradicional para las principales celebraciones inglesas,
como las coronaciones y las bodas reales; después recorrí el
edificio gótico del Parlamento, con su bellísima Torre del Reloj
(popularmente conocida como la Big-Ben). También visité la celebérrima
Torre de Londres, inexorablemente vinculada a la monarquía.



Esta excelente fortaleza medieval, que en tiempo constituyó
ciudadela, residencia real y prisión del estado, es ahora sede
del Museo histórico donde se exhiben las joyas de la Corona. Y no
podemos olvidar que en este lugar fueron decapitadas dos de las
esposas de Enrique VIII: Ana Bolena y Catalina Howard.
Disfruté de la maravillosa vista del Tower Bridge y concluí la
mañana en Picadilly Circus, “pequeña plaza, ombligo del
mundo”, como orgullosamente escribió Kipling, el conocido
cantor del imperio inglés. Aquella noche, la cena se tomó en el
famoso estadio de Wembley, donde pude vivir la sensación
emocionante que producen las carreras de galgos.



Al día siguiente, continué con mis visitas culturales, donde
por supuesto no podía faltar el British Museum, sabiendo que
alberga esa gama amplia de preciosas piezas de la antigüedad:
asirio-babilónicas, egipcias, griegas, romanas..., así como su
vastísima colección de manuscritos.
A continuación, paseé callejeando, entremezclándome con el
continuo y elegante bullicio, que curiosea sus mercadillos y
aplaude a los innumerables artistas callejeros: magos, hombres
orquestas, vendedores de sueños...
Hyde Park, Oxfort Street, Plaza de Trafalgar, Royal Café, todos
y cada uno de los nombres que de siempre hemos oído, fueron
desfilando delante de mí en un inolvidable paseo.
El Castillo de Windsor, residencia de los Reyes de Inglaterra
durante más de 800 años; Great Fosters, antigua finca de caza inglesa,
donde tuvimos la suerte de tomar el desayuno especial o Brunch.
Después de transcurrir unos espléndidos días de turismo,
vino el inevitable regreso. No sé porqué, el camino de vuelta
siempre se hace mucho más corto que el de ida. Y ya en casa,
volví a pensar en lo agradables que resultan los viajes, “incluso
los de trabajo”. No sólo por el placer de alejarse, como decía
Machado, sino por el de volver. Y curiosamente, el día de mi vuelta
de Londres, en Sevilla también había niebla, como si una parte
de aquella ciudad se hubiese venido conmigo para constituir, en
nuestro río Guadalquivir y junto a la Giralda, ese paisaje típicamente
londinense que tanto nos atrae.

Todo concluye, partida y meta, alfa y omega, principio y fin
con el aroma del sabor de lo eterno.
Sevilla ... siempre Sevilla.

José Manuel Pozo Indiano


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sábado, 12 de julio de 2014

“El Sueño de un Viajero “ . José Manuel Pozo Indiano



“La perla del Adriático”

Pura esencia croata, austera y medieval por excelencia,
situada en la costa dálmata y con un valor histórico insuperable.
Considerada perla del Adriático, fue fundada a mediados
del S VII por habitantes de Epidauro (antigua colonia
griega).







D U B R O V N I K
Y a esa enigmática ciudad, allá por el verano de 1989,
llegó este viajero ansioso de historia y magia. Y pronto... muy
pronto, sintió el profundo magnetismo del susurrar de su
mar, al contemplar desde la hermosa colina de Zarkovica,
cómo las rocas de su viejo casco, resisten el desgaste del
tiempo, y siguen navegando a través de los siglos. Después
de ver Dubrovnik le pareció estar mirando a ese amor que no
caduca junto al renovado asombro de la belleza.


Dubrovnik está circundada por una exuberante vegetación
autóctona, compuesta por aromáticos pinos y laureles,
estilizados cipreses y la fragancia de múltiples flores que,
junto con el penetrante olor a mar, constituyen el más
embriagador perfume de bienvenida.

Accedí a la ciudad a través de
uno de sus puentes y pude comprobar
con agrado la ausencia de ese
tráfico agobiante al que estamos
acostumbrados, así como la majestuosa
arquitectura de sus edificios,
con el toque de sobriedad característico
del estilo medieval que aún
perdura en ellos.
Nos cuenta la historia que no
vaciló el Emperador romano Diocleciano
en situar, allá por el año 305 d.
C. su residencia de descanso en pleno corazón de DALMACIA,
también el viajero Marco Polo (Venecia 1254-1324)
hijo de la isla KORCULA, según la tradición local- se inspiró
en su tierra natal al escribir sus bellos relatos del mundo
en el S XIII. George Bernard Shaw, a su vez se dejó maravillar
por la perla del Adriático. “Todos los que busquen el
paraíso terrenal que vengan a visitar Dubrovnik, escribió
emocionado el Nobel irlandés.





La importante fortificación del S X vigila pétrea el litoral
dálmata, desde lo alto de la torre MINCETA el color anaranjado
de los tejados de la antigua RAGUSA se mezclan con el
azul indescriptible del mar… siempre el mar.
Sus habitantes tienen algo entre misterioso y soñoliento,
con una particularidad que me llamó mucho la atención:
la complejidad y la variedad de sus lenguas, que la hacen
equiparable al bíblico episodio de la Torre de Babel.





Servios, croatas, eslovenos o macedonios, todos conviven
dentro de un ambiente comercial, a través de sus múltiples
Bazares y puestos callejeros, donde podremos encontrar
desde el típico calzado bosnio o servio a los magníficos
cuadros naif de pintores locales, las excelentes bandejas
de cobre repujado o las maravillosas licoreras de cristal
tallado a mano.

En este ambiente multicolor, me impresionó sobremanera
la crispación en el rostro de los hombres, y las miradas
vacías de los niños, carentes de ilusión, como presagiando
lo que se avecinaba. Todo ello me hizo pensar en lo
difícil que sería la convivencia aquí, con esa variedad de
idiomas, culturas y religiones.





Al día siguiente, partí de la bonita bahía de CAVTAT, en
un lujoso velero, que tenía como destino las maravillosas
islas ELAFITAS, donde pude disfrutar de sus bellísimas
calas de aguas transparentes y cristalinas.
Y no podía faltar la visita al jardín botánico, ni el desplazamiento
a las históricas poblaciones de STON y TRISTENO,
ni hacer una parada en el hermoso valle de las BISTRINAS,
con su conocido criadero de ostras y otros espléndidos
mariscos, del que dicen los gastrónomos que son
únicos en el mundo.

Tras varios días de esparcimiento en la bahía de Cavtat,
volví a la vieja Dubrovnik. Al cruzar el umbral de su recinto
amurallado, una extraña sensación se apoderó de mí: era
como si estuviese contemplando el S. XVI estático, bajo la
mirada implacable del tiempo.
La ciudad presenta todavía a pesar del seísmo de
1667, monumentos de todas las
épocas y todos los estilos a excepción
del bizantino que jamás ha sido interpretado:
capillas prerrománicas,
conventos franciscanos y dominicos
románico-góticos, fuentes y palacios
gótico-renacentistas o renacentistas,
especialmente el palacio de los rectores
y de Sponza, que contenía las
aduanas y que todavía por este motivo
se llama Divona; por último, Catedral
e iglesia de San Blas de época
Barroca.
Caminé por sus estrechas calles de marmóreo suelo,
bajo un despejado cielo de cristal. Llegué a la armónica
plaza de GUNDULIC, con su típico mercado y los viejos
techos de sus casas, en las que destacaban sus genuinas
chimeneas.
Continué mi paseo y me detuve unos instantes a escuchar
el rumor del agua en la bellísima fuente de San
Onofrio, que en época pretérita abastecía a la ciudad, y hoy
constituye punto predilecto de encuentro de la juventud.
Mi recorrido turístico incluyó la visita a sus edificios principales:
El Monasterio Franciscano, con su maravilloso claustro
y su excelente biblioteca, con su abundante número de
antiguos manuscritos. En este lugar se encuentra la tercera
farmacia más antigua de Europa que data del año 1317.
Y por supuesto no podía faltar la visita al lujoso Palacio
del Rector, así como el bien cuidado Palacio de SPONZA,
con la perfecta simetría de sus arcos.
Concluí mi visita admirando desde un privilegiado
lugar, la inexpugnable, emblemática y monumental Torre
de Minceta.

A la hora del lubricán, regresé fascinado por todo lo
visto, especialmente por la intensa impregnación que de la
historia se alberga en su fastuoso conjunto monumental,
dejando grabado en mi corazón su latir, y su alma en mi
recuerdo.
Y después de muchos años sigo evocando lo vivido en
la bellísima perla del Adriático.

José Manuel Pozo Indiano




     
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