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Conde Indiano

lunes, 27 de mayo de 2019

Combatir el hígado graso implica mayor prevención de la obesidad







Antonio Pozo Indiano
Hospitales de Montreal, Toronto y Ottawa han sido los centros canadienses donde el infectólogo del Hospital Universitario de Valme de Sevilla, Juan Macías Sánchez, ha acudido invitado para hablar sobre la enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD) en pacientes infectados por VIH. Su experiencia nació hace casi más de una década con el estudio de biopsias de hígado en hepatitis C y VIH para tratar de comprender los mecanismos del hígado graso y su relación con fenómenos relacionados con la inflamación del hígado y la esteatohepatitis no alcohólica.

Según Macías, “en ese análisis vimos que teníamos una frecuencia muy alta de hígado graso en determinada población con VIH y luego teníamos una frecuencia alta de esteatohepatitis que, además, condicionaba la aparición de la fibrosis hepática”, explica Macías. En 2011 pudieron aprovechar una tecnología, el fibroscan, que permite la cuantificación de la rigidez hepática y con ello de la fibrosis, para hacer ese diagnóstico sin necesitar biopsiar.

Así, comprobaron que hasta un 40% de la población con VIH tenía hígado graso y, lo más interesante, que los factores que se asociaban al hígado graso eran los mismos que en la población general. Según explica el investigador, “no hay ningún factor relacionado con el VIH que incrementara el riesgo de hígado graso”. En estudios posteriores confirmaron eso y además pudieron estudiar qué tratamientos aumentaban o disminuían el riesgo de hígado graso en pacientes con VIH. “Hicimos un ensayo clínico en que abordamos este efecto en un tratamiento concreto y lo sustituíamos por otro. Eso ayudó a que muchos pacientes cambiaran de tratamiento y disminuyeran su hígado graso o el riesgo de tenerlo”, aclara.
A la hora de analizar qué importancia tiene esto para el futuro, el experto subraya que el factor que se relaciona de modo más intenso con el hígado graso es la obesidad. La apuesta está en conseguir en reducir el sobrepeso y la obesidad en estos pacientes.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una enfermedad en la que se acumula grasa en el hígado. La esteatohepatitis no alcohólica es una forma de NAFLD en la que, además de acumulación de grasa en el hígado, hay inflamación y lesión de las células hepáticas.

UNA TRAYECTORIA DEDICADA AL VIH

Juan Macías ha centrado las exposiciones en su experiencia investigadora y asistencial acumulada en el ámbito de la infección por VIH a lo largo de las dos últimas décadas. En sus disertaciones dirigidas al colectivo sanitario ha abordado el mejor manejo clínico del hígado graso en infectados por VIH y, en el ámbito ciudadano, las recomendaciones para evitar factores de riesgo que repercutan negativamente en el pronóstico y evolución de la enfermedad. Según las evidencias científicas en el ámbito de VIH, en las cuales tiene protagonismo este experto, las enfermedades asociadas que influyen en el hígado graso son las mismas que las de la población en general. O sea, los trastornos metabólicos, siendo el más importante la obesidad, seguido de la diabetes y las dislipemias. En este sentido, sobre la ciudadanía con la que se ha reunido, ha llevado a cabo una labor de concienciación sobre el riesgo que el aumento de peso supone para el empeoramiento en el hígado graso y sus potenciales complicaciones.Juan Macías pertenece al Grupo Investigador de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario de Valme, que dispone de un notable prestigio científico a nivel internacional. Durante las dos últimas décadas, este Grupo ha consolidado su trayectoria, situándose a la cabeza de la investigación combinada por el VIH y el de la Hepatitis C.
RAMIRO NAVARRO
21 de  Mayo 2019
Diario de Sevilla


HEMEROTECA DEL CONDE YNDIANO DE BALLABRIGA
                                          


La Botica de mi Abuelo


El  Cardo Mariano:
A la capacidad hepatoprotectora del cardo mariano cabe añadir otras propiedades y beneficios, como su efecto antiinflamatorio, antialergénico, antioxidante, astringente –bloquea las secreciones-, venotónico –favorece la circulación sanguínea–, hemostático –cohíbe y reduce las hemorragias-, diurético, hipoglucemiante –provoca la disminución de la cantidad de glucosa en sangre- y colagogo –provoca la salida de bilis por la vesícula biliar–. 


Tratamiento del hígado graso o esteatosis hepática, por acumulación de triglicéridos y ácidos grasos en el hígado.
Tratamiento para daños hepáticos por consumo excesivo de alcohol, en cirrosisincipientes o moderadas. Puede normalizar los niveles de bilirrubina de los pacientes y restaurar los tejidos dañados.



  • Favorece la eliminación de cálculos biliares y ayuda a prevenir su formación.
  • Prevención de infecciones respiratorias, en resfriados y episodios gripales.
  • Se le atribuye un ligero efecto hipoglucemiante, como apoyo natural para disminuir los niveles de azúcar en sangre.
  • Ayuda a aumentar la diuresis y favorece la desinflamación de las vías urinarias en cistitis y prostatitis.
  • Alivio de trastornos menopáusicos, como sofocos, sudores nocturnos y migraña, asociado de nuevo con plantas de efectos afines como el sauzgatillo, la milenrama, el sauce blanco o el viburno.
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