Científicos han anunciado el
descubrimiento de los vasos transcorticales (TCVs), unos conductos que
comunican los huesos con el exterior y que podrían permitir buscar nuevos
tratamientos para la artritis
Antonio Pozo Indiano.
Las
sondas espaciales han explorado Marte y los físicos se han adentrado en el
mundo íntimo de las partículas cuánticas, pero todavía existen rincones desconocidos dentro del cuerpo humano.
Como prueba de que es así, basta con recordar que en los últimos años se ha
descubierto un nuevo órgano,una nueva forma e importantes
indicios de la presencia de bacterias viviendo
dentro de células del cerebro.
El
motivo de que así sea no es la desidia de los científicos, sino que las
herramientas experimentales tienen unos límites que pueden ocultar la realidad.
Este es lo que ha ocurrido también hasta que una investigación, que se acaba de
publicar en Nature Metabolism, ha podido informar
del descubrimiento de todo un sistema circulatorio en el
interior de los huesos largos de ratones. Los indicios
apuntan, además, a que también estarían presentes en seres humanos.
El
estudio, dirigido por Anika Grüneboom,
investigadora en la Universidad de Duisburg-Essen (Alemania), ha revelado la
existencia de unos canales que comunican regiones
del interior de los huesos, el endostio, con el exterior, el periostio. Dichos conductos,
que han recibido el nombre de vasos transcorticales (TCVs por
sus siglas en inglés), son claves para el paso de células, la reabsorción del
hueso y la regulación de la inflamación. Además, prometen ser útiles para
buscar tratamientos contra dolencias como la artritis reumatoide.
«Los
resultados del elegante estudio de Grüneboom y compañía nos llevan a reconsiderar asunciones básicas sobre la anatomía de los huesos,
su fisiología y su funcionamiento, y nos llevan a considerar (...) potenciales estrategias terapéuticas para
solucionar la inflamación y los daños a los tejidos de las artritis
reumatoides», escriben Christopher Ritchlin y Iannis
E. Adamapoulos en un artículo de análisis publicado en
Nature Metabolism.
Hasta
ahora, se había asumido que las arterias entran en los huesos largos, como la
tibia o el radio, y permiten que la sangre atraviese la médula y pueda salir
por el otro extremo. Sin embargo, esto no explicaba la velocidad de difusión de
la sangre a través de los huesos. De hecho, esta velocidad es tan alta,
que se aprovecha en los campos de batalla para reanimar a soldados
caídos: cuando las venas no son una opción muy viable, se hacen
transfusiones intraóseas y se logra una respuesta muy rápida.
Ahora,
los investigadores han hallado la que podría ser la causa de esta rápida
reacción. Los investigadores han hallado un sistema de canales que atraviesan
los huesos largos perpendicularmente, en relación con su eje principal, y
que conectan el interior con el exterior en el hueso compacto.
Según las conclusiones de Grüneboom y compañía, la mayoría de la sangre que
entra y sale de los huesos lo hace a través de esta ruta.
Además,
han averiguado que esos conductos son el camino que toman unas células
conocidas como neutrófilos, y que tienen un importante papel en
la inflamación de los huesos, una respuesta defensiva que puede producir daños
y activarse de forma descontrolada, provocando por ejemplo artritis y otras
enfermedades degenerativas.
En amarillo, a la
derecha, neutrófilos iluminados con color fluorescente en el interior de los
TCVs (vasos transcorticales). Estas células circulan a través de estos
conductos y son importantes para tratar la artritis –
De hecho, los investigadores averiguaron que
los ratones enfermos de artritis inflamatoria tienen más vasos transcorticales
(TCVs), y también que los ratones más viejos tienen menos capacidad de producir
estos conductos. Ambas cosas tienen implicaciones para tratar esta dolencia y
estudiar el envejecimiento de los huesos.
Por
el momento, estos canales solo se han localizado en los
huesos de ratones. Pero se han observado evidencias de lo que
parecen ser los mismos conductos en huesos humanos. Las técnicas experimentales
todavía no han permitido confirmar todavía que también sean vasos
transcorticales (TCVs).
Los
autores han podido averiguar todo esto gracias a varias modernas técnicas de
toma de imágenes, como la microscopía de rayos X y una técnica de miscrocopía
de fluorescencia, la LSFM (por sus siglas en inglés). También porque fueron capaces de «clarear» los huesos de los
ratones usando una solución capaz de degradar los ácidos grasos. De esa forma,
pudieron ver con facilidad el flujo en los vasos sanguíneos en el interior de
los huesos.
Huesos de la pata
de un ratón después de ser clareados (izquierda) y antes (derecha). Gracias a
este tratamiento, los investigadores pudieron ver el flujo de sangre dentro de
los huesos –
Las
conclusiones de este estudio coinciden con una investigación reciente en la que
se informó del hallazgo de conductos similares entre el
cráneo y la superficie del cerebro en ratones, y otros que
hablan de conexiones entre la médula y el líquido sinovial, en las
articulaciones.
Según
Ritchlin y Adamapoulos «las implicaciones» de este
trabajo «son múltiples y potencialmente de gran importancia».
Sobre todo para tratar las artritis reumatoides, pero también porque la
existencia de estos canales es clave para estudiar el remodelado del esqueleto,
a través de las células que lo degradan y lo sintetizan.
Crestomatía
del conde Yndiano de Ballabriga.
CUIDA TU SALUD NATURALMENTE
La echinácea (Echinacea
purpurea (L.) Moench.), que se da principalmente en la zona central y
oriental de Norteamérica, tiene una raíz fusiforme y hojas lanceoladas. Sus
hojas, liguladas y caídas, son de color rosa. Se parece a la margarita.
La echinácea
puede ayudar a aquellas personas que desean reforzar sus defensas. Esta planta,
que florece de junio a septiembre, ayuda al buen funcionamiento del sistema
inmunitario y a afrontar las molestias del invierno.
Valiéndose de su
experiencia en el campo de la fitoterapia, Laboratorios Arkopharma ha
desarrollado especialmente Arkocápsulas® Echinácea: una fórmula a base de ARKOTOTUM®
Integral, que
permite restituir el 100 % de los principios activos de la planta, conservando
su calidad e integridad.
Creada y fabricada en Francia, la gama Arkocápsulas® le ofrece lo
mejor de la naturaleza.
Para
obtener más información sobre la fabricación de las Arkocápsulas®, visita Arkocápsulas®, un proceso único.
Composición detallada
·
Raíz de echinácea pulverizada* (Echinacea purpurea (L.)
Moench.).
·
Recubrimiento de origen vegetal: hidroxipropilmetilcelulosa.
* Polvo de raíz
de echinácea crimolida, con un contenido mínimo del 0,5 % de ácidos caftárico y
cicórico.
ARKOCÁPSULAS® ECHINÁCEA
Complementos alimenticios para la salud, el bienestar y la
belleza
Arkocápsulas®
Echinácea es un complemento alimenticio especialmente diseñado para las
personas que desean reforzar las defensas de su organismo.
Gracias a su
experiencia y conocimientos únicos, Arkopharma restituye el 100 % de
los principios activos de la echinácea, que actúan de forma sinérgica,
respetando al máximo tu organismo.
C.N
046156 - 45 cápsulas
No hay comentarios:
Publicar un comentario